Y al deshacerse el viento (de ese modo
tan propio de un niño que, en el trajín
de sus deseos nuevos, ha olvidado...) y tomar
el entorno el tono como dormido de lo que va
quedando hasta llegar la sombra con su frío,
entonces reparo (una rara soledad), y
un nombre con vocales, que es el de ella,
me hace vacilar pensando
si la he amado tanto.
Así es la tarde