Diríase que el verdadero caminante no descansa jamás.
De hecho inició su camino al abrirse sus ojos: ahí comenzó
el juego de la curiosidad, la vida del entendimiento, la
persuasión de los sentidos, la valoración del silencio,
la percepción de la música, el amor a la nostalgia. Ahí
comenzó la vida de la muerte.
* * *
¿Cuántos espejos hay en el camino? ¿Cuántos distintos?
Eso es el caminar; ese el signifi cado. La mismidad de todo